Estrés

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Estrés

Terapia contra el estrés

El estrés es una respuesta psico-fisiológica ante estímulos que pueden conformar una situación que suponga algún grado de dificultad para nosotros. Esos estímulos suelen recibir el nombre de “estímulos estresores”. El estrés como respuesta ante estos estímulos es algo evolutivo que ha venido cumpliendo una función, la de prepararnos para el afrontamiento de estas situaciones.

Sin embargo, los teóricos y las teóricas de la Psicología, desde hace tiempo, identificaron que existe una respuesta de estrés que nos prepara para afrontar las situaciones utilizando los recursos cognitivos y emocionales necesarios, llamada “eustrés”, y otra respuesta llamada “distrés”, que nos pone en un estado de excesiva alerta, sobreexcitación y sobreactivación. El distrés, por tanto, es un estado contraproducente para afrontar situaciones que percibamos difíciles o de un cierto nivel de exigencia, ayudando con una terapia para contra el estrés que nos ayude a controlar nuestros nervios.

Síntomas psicológicos del estrés

Estos son los síntomas psicológicos del estrés:

  • Desestabilización del estado de ánimo
  • Irritabilidad, tensión o sensación de agobio
  • Dificultades para conciliar el sueño
  • Sensación de bloqueo
  • Dificultades en la concentración

Síntomas físicos del estrés

Estos son los síntomas físicos del estrés:

  • Reacciones cutáneas muy variadas
  • Aumento de la presión arterial
  • Tensión provocada por la contracción muscular en varias zonas del cuerpo
  • Variaciones y desequilibrios en el apetito y en la alimentación
  • Caída de cabello
  • Acné

Causas del estrés

El estrés se presenta de diferente forma en cada persona. Existen muchas causas del estrés, por ejemplo, es posible que a una persona le genere estrés el hablar delante de la gente en contextos laborales o académicos, y haya otra persona que, ante esa misma situación, no le genere estrés y afronte esa situación sin ninguna dificultad.

Existen infinidad de situaciones que pueden generarnos estrés. De hecho, más que tratar de identificar las causas en variables externas o ajenas a nosotros, el cómo gestionemos las situaciones o estímulos estresores supondrá la aparición de más o menos estrés.

Por lo tanto, las causas de sufrir estrés están directamente relacionadas con cómo solemos no solo afrontar, sino concebir las situaciones que nos pueden causar estrés. Es decir, la percepción de la capacidad que tenemos para afrontar situaciones difíciles juega un papel importante en que podamos desarrollar un cuadro de estrés.

Estrés emocional

El estrés emocional no es un determinado tipo de estrés, ni se contempla en los manuales de psicología como una forma específica. Sin embargo, la gente se ha interesado por este concepto, seguramente en la búsqueda del significado que tiene el estrés en nuestro plano emocional.

Por supuesto, el estrés desadaptativo se traduce en un determinado tipo de emoción o emociones cuando dicho estrés se produce, se ha producido o se mantiene algo de tiempo. De hecho, el estrés está muy relacionado con la frustración y esta, no es más que la respuesta que tenemos cuando un determinado evento que creíamos que iba a suceder, no sucede. Curiosamente, la frustración es una respuesta emocional que los seres humanos compartimos con prácticamente todo el reino animal.

En las situaciones de estrés alto, uno de los síntomas más frecuentes es la llamada “agonía emocional”, descrita como la combinación entre irritabilidad, signos de ansiedad y signos de depresión.

Estrés laboral

En tanto que el panorama laboral ha ido cambiando mucho en los últimos años, en tanto a demandas, condiciones y exigencias, el estrés laboral es un fenómeno que se ha ido incrementando de forma alarmante.

Aunque el término aluda al ámbito laboral o profesional, es importante destacar que el estrés laboral no se sufre solo en el ámbito de nuestro trabajo, sino que sus consecuencias se extrapolan a todas las áreas de nuestra vida.

La situación más frecuente para que exista estrés laboral es que la demanda sea alta, y el control que el trabajador o la trabajadora tenga sobre esa situación sea baja. Esto genera un desajuste que se traduce en una respuesta de frustración, que da lugar al estrés.

Como una forma de estrés específica y contextualizada al ámbito del trabajo, el estrés laboral también puede ser trabajado en terapia psicológica, de tal forma que la persona que esté sufriendo este tipo de estrés puede llegar a adquirir más control sobre las situaciones estresantes de su trabajo.

Tratamiento para el estrés

Hablar del tratamiento para el estrés pasa necesariamente por hablar de cómo gestionamos el estrés. En tanto que existen muchos tipos de gestión del estrés, aquellas personas que tengan ciertas dificultades en el manejo de situaciones estresantes seguramente necesiten trabajar para cambiar su estilo de afrontamiento, lo cual supondrá una reducción de la respuesta de distrés en dichas situaciones.

La terapia psicológica, tanto presencial como online, supone uno de los tratamientos más eficaces para aprender a gestionar las situaciones que nos provocan estrés. El o la terapeuta suele realizar un análisis de la situación de la persona con este tipo de dificultades, así como su propia personalidad, para llevar a cabo un plan de acción terapéutico en el que pueden darse pautas relativas a ejercicios de respiración o relajación muscular, así como exposiciones más o menos progresivas, intencionadas, a situaciones estresantes.

Consecuencias del estrés

El estrés desadaptativo o distrés tiene todo tipo de consecuencias en nuestra vida cotidiana, a todos los niveles (profesional, académico, íntimo, social…). Los síntomas no solo pueden aparecer en la situación que provoca el estrés, sino en otros momentos o contextos de nuestra vida.

De hecho, las consecuencias del estrés pueden agravarse debido a aprendizajes dentro de las dinámicas en las que sufrimos estrés, ya que en muchas de ellas se tiende a evitar la situación estresante, cuando lo recomendable es que se afronte con las estrategias y herramientas adecuadas. Un aprendizaje basado en la evitación de situaciones que concebimos como estresantes, puede inhibirnos para afrontar muchas situaciones que conforman nuestro día a día, y esto a su vez puede hacernos sentir frustración, alimentando aún más las consecuencias de la aparición del estrés desadaptativo.

Diferencias entre ansiedad y estrés

A menudo muchísima gente utiliza los términos estrés y ansiedad como si estos conceptos fueran sinónimos. Lo cierto es que no lo son, de hecho, tienen diferencias muy significativas.

Estrés

En primer lugar, el estrés es una respuesta psico-fisiológica ante un estímulo o conjunto de estímulos (situaciones, por ejemplo). El estrés no tiene por qué ocasionar sufrimiento en las personas. De hecho, existe lo que comúnmente se conoce como “estrés positivo” o también llamado eustrés, que serían aquellas reacciones que nos permitiesen afrontar una determinada situación de la mejor forma posible. Por ejemplo, una respuesta de eustrés ante un examen sería aquella que nos permitiera obtener el nivel de concentración óptimo para minimizar nuestros errores en el desarrollo del examen. Sin embargo, también contamos con el llamado “estrés negativo” o distrés, que implicaría una reacción no adaptativa, que supondría un estado no óptimo para afrontar situaciones amenazantes, sino más bien disfuncional o contraproducente. Si seguimos el ejemplo del examen, una respuesta de distrés supondría el afrontamiento de la prueba con un estado poco o nada compatible con un desempeño óptimo en dicha prueba.

El estrés, tal como se describe, está muy relacionado con los estímulos estresores y, normalmente, cuando el estímulo estresor desaparece, la respuesta de estrés también.

Ansiedad

Por otro lado, la ansiedad no es una respuesta adaptativa a un estímulo o conjunto de estímulos. La ansiedad es un estado de activación fisiológica, concretamente del Sistema Nervioso Simpático, que forma parte el Sistema Nervioso Autónomo. Tiene unas manifestaciones mucho más significativas en cuanto a afectación, temporalidad e incapacitación, de manera que se cataloga en forma de trastornos que requieren de tratamientos específicos pautados por profesionales de la salud mental.

Además, la ansiedad suele persistir cuando la dificultad o el problema ya no existen e incluye preocupaciones y miedos que no cumplen ninguna función.

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