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El «Yo» adolescente: ¿Quién soy?

Me llamo Gabriel, tengo 15 años y ahora mismo voy solo caminando por la ciudad. Mientras lo hago llega a mí una sensación extraña, como si estuviera solo, como si por momentos no fuera el que siempre he sido. Voy recordando cómo ayer mis amigos hicieron algún comentario que no me gustó, y no dije nada, por miedo a quedarme solo, y es que a veces me gustaría no estar en ese
grupo, sino irme con los que conocí de la otra clase, porque los veo diferentes, escuchan otro tipo de música y visten diferente…no sé, me gustaría probar….

Pero también temo lo que piensen los que me conocen, especialmente mis padres… porque buff, es difícil a veces hablar con ellos o que me entiendan, sé que tienen sus cosas, pero, ¡cómo me molesta que intenten tratarme como un
niño! ¿Es que no se dan cuenta que he crecido? ¿Que me gustan y me importan otras cosas? ¿Que quiero salir y hacer a veces lo que me da la gana? ¡Cómo me enfado cuando me dicen que no a algo que les pido, o cuando me ponen horarios! Y que muchas veces no quiero ir con ellos a los sitios, y se enfadan y se molestan… Siento que no me entienden, que no me comprenden… y claro, luego vienen las broncas, los gritos…. y yo, pues no sé cómo hacerlo de otra manera en ocasiones, porque es que ni yo mismo me entiendo, ni yo mismo sé quien soy, qué quiero y qué no, y que a veces me siento adulto y otras no quiero dejar de lado el niño que aún siento en mí.

Adolescencia y el proceso de identidad

La adolescencia es el periodo que transcurre desde el inicio de la pubertad (13/14 años) hasta los 18 años. Popularmente, es conocido como un periodo difícil y lleno de problemas. Los adolescentes atraviesan un proceso de desarrollo normal y necesario, y todos hemos pasado por esta etapa, aunque de adultos veamos más a nuestros adolescentes como un gran misterio, pues parece ser que la adolescencia es una etapa temida tanto por padres como por profesionales de la educación y la psicología.

Es considerada en sí misma una etapa de crisis ya que implica adaptarse a cambios físicos, psicológicos y medioambientales (familiares y extrafamiliares), para el adolescente entrar en esta etapa significa dejar de ser ese niño que era, por tanto se vivencia una pérdida de la infancia, la cual el adolescente necesita ir aceptando. La adolescencia de los hijos es también  una etapa de crisis para los padres ya que éstos tendrán que vivir junto con el adolescente estos cambios: el hijo que tienen frente a sí no es ya ese niño pero tampoco es aún el adulto que quiere ser, es posible que existan comportamientos desafiantes, donde parece estar enfadado y molesto con prácticamente todo lo que le rodea, y parece que está inconforme con todo lo que la sociedad le muestra.

En esta etapa de la vida es importante aceptar lo descrito anteriormente, entendiendo que forma parte de su desarrollo y está creando una nueva identidad, no juzgando al adolescente ni etiquetando directamente como que tiene un trastorno por determinadas conductas. Algo que a los padres les puede ser de utilidad, es reflexionar sobre cómo eran cuando tenían la edad de su hijo o hija adolescente, dándose cuenta de cómo era su comportamiento, qué necesitaban, qué les podría haber ayudado de las personas que les rodeaban y de la sociedad en la que vivían.

Qué ocurre en esta etapa adolescente

La principal tarea del adolescente es individuarse y descubrir su propia identidad. ¿Cómo? Comienza a separarse de sus padres, a no estar de acuerdo con lo que hace unos años sí comulgaba, necesitando estar más tiempo solo, cambiando sus ideales, o estableciendo nuevas relaciones así como cambiando continuamente de grupo de iguales.
En realidad esta tarea comienza en la infancia, esa temprana lucha para establecer un yo separado. Pero en la adolescencia se vuelve fundamental. En cada etapa de su desarrollo el niño busca un yo y descubre sus límites. Al llegar a la adolescencia, esta búsqueda se convierte en una tarea crucial, y es ahí cuando debe separarse de su familia y enfrentar un futuro amenazante.

El adolescente, especialmente el más joven, no cuestiona quién es él, no es un proceso cognitivo, sino más bien visceral, es decir, aparece a través de sus emociones y sentidos. El niño desarrolla a temprana edad una forma de ser, un proceso de vivir, enfrentar y sobrevivir, que lo acompaña a medida que crece, y este proceso se rigidiza aún más en la adolescencia.

Es importante recordar que la identidad durante la adolescencia sufre una serie de cambios, y estos conducen al adolescente hacia un objetivo: alcanzar una autonomía e independencia esencial para que pueda sumergirse en la vida adulta, con sus derechos y obligaciones.

Para ello, El adolescente necesita llevar a cabo tres pasos para llegar a su vida como adulto y estos son:

  1. Desarraigo, que tiene que ver con diferenciarse de sus padres. Todas las conductas que se han ido mencionando de aislarse de ellos, no querer compartir tanto o no estar de acuerdo con muchas de las cosas de sus referentes.
  2. Interioridad, quedarse en sí mismo, ver que ocurre dentro de él. Dentro de este paso están las conductas de pasar mucho más tiempo solo, en su habitación, descubriendo nuevos gustos.
  3. Integración, cuando siente que su Yo es fuerte y puede mostrarlo al mundo sin desintegrarse. Y hasta que no llegan a este último paso, necesitan defenderse de fuerzas o estímulos externos que les llegan y de los cuales necesitan diferenciarse para crear su propia identidad, es por eso que a veces vemos en ellos ciertas conductas que a nosotros, los adultos nos descolocan o nos cuesta comprender. En este paso nos podemos encontrar conductas con más energía agresiva donde defienden sus derechos o su forma de pensar.

 

Iris Flores
Nº Col. P-02039

 

2 respuesta a “El «Yo» adolescente: ¿Quién soy?”

  1. Bueno, en la adolescencia es peor, claro, está más agudizado, pero creo que vale para toda la vida. ¿Quién soy?. Más bien habría que preguntarse ¿quienes soy?. Quienes soy a la vez y consecutivamente. Somos contradictorios, tenemos múltiples «personalidades» y estamos en cambio continuo, desde los diversos pasados hasta los diversos futuros pasando por el presente extremadamente fugaz.

    1. Siempre hemos defendido la importancia de conocerse a uno mismo, así que claro que vale para toda la vida en este caso. A lo largo de los años, pasamos por multitud de «yos» y ser conscientes de ellos nos ayuda a unir todas esas partes de las que estamos hechos y que conforman nuestro bienestar mental.

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